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LECCIÓN 11: ¿POR QUÉ BIENESTAR EMOCIONAL?



La Real Academia Española nos presenta tres definiciones para la palabra bienestar.

1. Conjunto de las cosas necesarias para vivir bien.

2. Vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad.

3. Estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.

Emocional

1. Perteneciente o relativo a la emoción.

2. emotivo (‖ sensible a las emociones).







La palabra bienestar es una fórmula que está compuesta por el adjetivo bien ­­­­­­+ el  verbo estar, lo que da como resultado BIENESTAR= bien estar o estar bien.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud o el bienestar emocional es un “estado de ánimo en el cual la persona se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente, y es capaz de hacer una contribución a la comunidad”.












RUEDA DE LAS EMOCIONES












Es necesario explicar las emociones.

La palabra emoción proviene del latín emotio, -ōnis.

1. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.

2. f. Interés, generalmente expectante, con que se participa en algo que está           ocurriendo.

Daniel Goleman (1995) en su libro Inteligencia emocional, define a las emociones como «impulsos para la acción».

Lo que quiere decir, de acuerdo a lo anteriormente expuesto, que, la emoción es la combinación entre lo que se percibe, cómo reacciona el cuerpo y lo que lo impulsa a conducirse.

Esto produce en las personas un cambio psicológico completo, llegando a ser positivo o negativo, de poca o mucha intensidad y de corta o larga duración.

Aunado a ello, ocasiona una expresión gestual que puede ser identificada por las demás personas.

Cabe destacar que las emociones no se caracterizan por ser buenas o malas. Ellas son solo eso, emociones, señales e información acerca de lo que nos rodea y de nosotros mismos. 

            Lo que es adecuado o no, agradable o no, positivo o no, va a depender de una raíz. Que puede ser en algunos casos experiencias pasadas, anécdotas vividas, heridas por sanar, emociones no gestionadas a tiempo, el comportamiento y un gran número de variables que son detonantes en la reacción.

Funciones de las emociones

La función de una emoción variará según la necesidad que amerite el requerimiento del ambiente, es decir, cada emoción prepara al organismo para distintos tipos de respuesta. Pero en general funcionan como mecanismos de supervivencia y adaptación.

Daniel Goleman (1995) nos comparte algunas de las funciones principales de las emociones:

 

Miedo

Con el miedo, la sangre va a los músculos esqueléticos de las piernas para hacer mucho más eficiente la acción de huir (por ejemplo, correr o saltar); el cuerpo se congela aunque sea por unos segundos, pero esto permite estimar si es más adecuado esconderse o no del estímulo amenazante. Los circuitos emocionales del cerebro implicados liberan hormonas que nos ponen en alerta general, lo que nos hace prepararnos para actuar y concentrar nuestra atención a la amenaza más inmediata.

Por ejemplo, el sistema de alerta del miedo es necesario para huir al ver que un delincuente se acerca hacia nosotros a una gran velocidad.

 

Tristeza

Nos ayuda a poder adaptarnos a pérdidas significativas en nuestra vida (por ejemplo la pérdida de un sueño, de un ser querido, de un empleo). La tristeza produce una necesidad de aislamiento introspectivo, lo cual crea un momento de comprensión de los efectos o consecuencias de la pérdida sobre la propia vida, y así poco a poco se recupera la energía y se comienza a planificar de nuevo.

Es importante mencionar que la tristeza es una de las emociones más evadidas por estados eufóricos, sin embargo, cuando la vía de expresión de cualquier emoción se ve interrumpida, esta encuentra lugar en el retorno de síntomas de diferentes patologías mentales y fisiológicas.

Ira

Con esta emoción la sangre fluye de forma prioritaria a las manos, esto permite que sea mucho más fácil golpear al enemigo y el sistema adrenérgico se exacerba y así genera la energía suficiente para lograr un acto vital.

Sorpresa

La expresión de levantar las cejas permite una mayor percepción visual y así que pueda llegar mucha más luz a la retina del ojo. Esta acción permite obtener más información del evento inesperado, y así poder distinguirlo con precisión.

 

¿Cuáles son las emociones básicas?

Daniel Goleman propone seis emociones básicas, de las cuales dice que surgen todas las demás que se conozcan y las cuales se presentan como respuesta inmediata a un estímulo, también tienen el carácter intrínseco en los seres humanos, es decir, las emociones básicas vienen grabadas en nuestro ADN debido a un proceso de evolución filogenética.

1.    Tristeza.

2.    Sorpresa.

3.    Miedo.

4.    Asco.

5.    Alegría.

6.    Ira.










Para adentrarnos más en información sobre las emociones, veremos a continuación lo que nos plantea la Revista de la Universidad de México al respecto.

 

El cerebro humano es el órgano que genera, interpreta e integra las emociones. De las más de 80,000 millones de neuronas que tenemos, no todas se encuentran involucradas con procesos emotivos, pero sí muchas de ellas.

El cerebro tiene módulos específicos para iniciar, entender, categorizar, memorizar y atender a una emoción. Las emociones tienen un papel fundamental en la vida: con ellas identificamos detonantes para actuar rápidamente ante un estímulo, amplifican la memoria, modifican el estado de alerta y generan conductas para motivar la atención y la comprensión social de nuestro estado de ánimo.

 

La anatomía y el circuito fisiológico y neuroquímico que genera las emociones

Gracias al avance técnico en la obtención de imágenes cerebrales y al análisis de algunos estudios especializados, como las tomografías, actualmente podemos conocer el circuito neuronal y fisiológico de las emociones. Enojarnos, llorar, sentir asco o reírnos son respuestas que se inician en el sistema límbico, se mantienen en estructuras neuronales cruciales para la memoria y el aprendizaje (en los ganglios basales, el hipocampo y el cerebelo) para posteriormente interpretarse (en el giro del cíngulo), y proyectarse en regiones neuronales relacionadas con la parte ejecutiva superior del cerebro (la corteza prefrontal, parietal y temporal).

      Las estructuras cerebrales en las que se inician las emociones están involucradas con otras actividades y funciones básicas del sistema nervioso central. Una de las estructuras más importantes del sistema límbico, la amígdala cerebral, genera o inicia un proceso emotivo en forma inmediata (300 milisegundos).

Este núcleo no tiene mucha memoria; en contraste, genera la conducta de recibir atención o manifestar enojo o asco. En paralelo se activan áreas cerebrales relacionadas con la liberación de la dopamina, el neurotransmisor más importante para generar una emoción; estas áreas son dos núcleos cerebrales: el área tegmental ventral y el núcleo accumbens. Si la liberación de dopamina sucede de forma abrupta, la conducta está relacionada con procesos negativos como ira, enojo o furia; en cambio, si la liberación de dopamina es lenta, gradual y desarrollada con niveles de expectativas muy altos, entonces las emociones que se generan están en función de obtener una recompensa, una motivación, felicidad o incluso el llanto. Es decir, que en su origen, las emociones comparten áreas cerebrales y el componente neuroquímico.

      Cuando la secuencia de activación llega al hipocampo, se desarrolla una actividad eléctrica neuronal, en trenes de frecuencia, que permite incrementar la memoria y el aprendizaje; de esta manera, la emoción incrementa la atención y la cognición, que nos permite capturar detalles de nuestro entorno que difícilmente se olvidan.

Cuanto más emocionado se está, más se favorecen los procesos cognitivos de corto plazo. Menos de cinco segundos después de haberse iniciado, la emoción atrapa al cerebro, el incremento de la actividad de las estructuras límbicas va disminuyendo la lógica, la congruencia y los frenos sociales que se encuentran en la corteza prefrontal; la dopamina, que incrementa la actividad límbica, al mismo tiempo disminuye la función de la parte más inteligente de nuestro cerebro. Esta paradoja fisiológica neuronal explica por qué, conforme más emocionados estamos, somos menos racionales, obedecemos cada vez menos las reglas sociales y nos convertimos en individuos irreflexivos.

Bien lo manifestó el naturalista Darwin: “No hay ninguna diferencia entre el hombre y los animales en su capacidad de sentir placer y dolor, felicidad y miseria.” Charles Darwin (1872).

      Una emoción puede darnos vueltas en la cabeza (procesos de interpretación de palabras, integración de recuerdos y proyección de algunos eventos sociales) porque se queda atrapada en los ganglios basales y el cerebelo, estructuras cerebrales especializadas en reflejar información, la cual hace que el proceso emocional en las primeras cuatro horas se quede en nuestras neuronas para activar atención y, en ocasiones, obsesión.

      La interpretación de las emociones tanto propias como ajenas se da por la activación de neuronas que se encuentran en el giro del cíngulo; ahí la emoción se etiqueta y se proyecta a las regiones superiores. Etiquetar una emoción es una de las propiedades más exquisitas y selectivas que tiene nuestro cerebro; esta definición se realiza menos de ocho segundos después de haber aparecido el detonante emotivo.

Podemos copiar conductas y emociones (risa o sorpresa), entenderlas (llanto, asco o enojo) en forma inmediata, ya sea para tener actividad social o para alejarnos de aquellas que nos generan incomodidad: las neuronas espejo que se encuentran en el giro del cíngulo en la corteza cerebral, ayudan a identificar con gran precisión estos procesos. Entre más emocionados estamos suele activarse más el hemisferio cerebral izquierdo, hay un aumento en la frecuencia cardiaca y la presión arterial.

En contraste, quien ve nuestra emoción puede activar inicialmente más el hemisferio cerebral derecho.

      La emoción perdura si otros neurotransmisores se involucran en el proceso emocional que la dopamina inició: la noradrenalina incrementa la atención, la serotonina favorece la obsesión e incrementa la funcionalidad de las neuronas espejo, la b-endorfina favorece procesos adictivos y placenteros, y la acetilcolina favorece el aprendizaje, el factor de crecimiento neuronal derivado del cerebro (BDNF, por sus siglas en inglés) e incrementa la arborización dendrítica y proyecciones neuronales.

Al mismo tiempo, algunas hormonas pueden estar involucradas en los eventos emotivos; por ejemplo, los estrógenos (hormonas femeninas) incrementan la liberación de dopamina y al mismo tiempo favorecen la comunicación neuronal; en contraparte, la testosterona (hormona masculina) reduce la comunicación neuronal favoreciendo la activación de la amígdala cerebral, de ahí que los varones tengan un proceso fisiológico más relacionado con la actividad agresiva y competitiva que involucra muchas de sus conductas cotidianas.

La hormona del crecimiento favorece una mayor comunicación neuronal, por lo que dormir tiene un impacto positivo en el proceso de la cognición de las emociones. Hormonas como la leptina y las orexinas están involucradas en los procesos fisiológicos de hambre y saciedad, por lo que en la secuencia conductual del hambre, que involucra un incremento de orexinas, hace al cerebro más irritable y con una mayor facilidad de enojo: un cerebro con hambre discute con más furia. El cortisol, hormona relacionada con el estrés y la ansiedad, incrementa la función del hipocampo y del sistema límbico, favorece la sensación de peligro y aumenta las posibilidades de conductas asociadas con la ira, el enojo y el llanto; de esta manera, en el estrés crónico cambia la percepción de muchos detonantes de enojo, tristeza o alegría.

 

 

Ya sabemos que es el cerebro quien controla nuestras emociones.

Por muchos corazones que dibujemos cuando nos enamoramos o cuando sentimos que nuestro corazón se rompe a causa de la tristeza, no es este el órgano encargado de maneja nuestras emociones.

Es cierto que cerebro y corazón están relacionados, puesto que el corazón palpita a ritmo diferente en función de las emociones que nuestro cuerpo siente, pero es el cerebro el que tiene el mando. Y no todo el cerebro, sino, una parte concreta: el sistema límbico.

 

El término ‘límbico’ fue acuñado en el año 1878 por el médico y científico francés Paul Broca, para designar un área compuesta por tres estructuras cuya función está relacionada con el aprendizaje, la memoria y las respuestas emocionales. Está situado justo debajo de la corteza cerebral y está formado por el tálamo, el hipotálamo, la amígdala cerebral y el hipocampo.

 

El sistema límbico es la zona del cerebro que dirige nuestras emociones y nuestras sensaciones más primitivas: aquellas relacionadas con la supervivencia (como por ejemplo el miedo y la ira) y con las sensaciones del ser humano en torno a nuestro comportamiento sexual.

Es una de las partes de nuestro cerebro que tiene mayor antigüedad. Tiene más de dos millones de años y aún es capaz de controlar ciertos comportamientos y sensaciones que hoy en día nos parecen muy racionales: el cortejo, el buscar pareja para casarse, el buscar otros seres humanos que nos dirijan o buscar una casa, empleo e incluso descendencia.

 

 

 

 

¿Por qué hablar de bienestar emocional?

Es imperante hablar de bienestar emocional debido a los evidentes sucesos acontecidos en el mundo y donde la iglesia cristiana no ha sido la excepción de experimentar la carencia de este bienestar.

“Todas las emociones son impulsos para actuar, planes instantáneos para enfrentarnos a la vida que la evolución nos ha inculcado. Impulsos arraigados que nos llevan a actuar” Daniel Goleman (1995).

Las emociones son respuestas psicofisiológicas que luego se transforman en sentimientos. Por ende, funcionan como “descargas” en un corto periodo de tiempo que, al combinarse con la voluntad, experiencia y otros factores, dan lugar a los sentimientos.

Los problemas se producen cuando las emociones no se pueden regular, o se intentan controlar, o son procesadas de manera errónea y disfuncional, reforzando y reactivándolas constantemente.

Una vez activadas las emociones, estas tienen un tiempo de duración si no son reforzadas, por ejemplo, el sistema de alarma (miedo), amigdalino, una vez activado por un estresor, y luego de retirar el estresor, las manifestaciones fisiológicas, conductuales y cognitivas duran aproximadamente 40 minutos hasta “apagarse” y disminuir actividad.

¿Qué sucede si las emociones persisten?

Deben regularse…

Una emoción no gestionada oportunamente, es capaz de lacerar, al punto de crear heridas que luego pasan facturas dolorosas y en algunos casos irreversibles.

Se hace referencia a la regulación y no al control, ya que existe evidencia científica que expresa que el hecho de intentar controlar (ejemplo: no permitir la manifestación de una emoción como la tristeza), con mecanismos evitativos, aumenta la sensación displacentera, y la emoción intencionalmente evitada. Por lo que el término correcto y la acción a realizar es la de regulación.

Como el volumen de una canción, la idea no es “apagar” las emociones, sino, regularlas. En la analogía mencionada anteriormente, seria bajar el volumen de una canción, pero no apagarla, porque es imposible realizarlo, y seria disfuncional.

¿Se puede llegar a casos extremos por no gestionar oportunamente las emociones?

Recientemente se experimentó una crisis sanitaria a nivel mundial, donde las emociones jugaron un papel importante y decisivo, que amenazó con la estabilidad de gran parte de la población.

ONU Mujeres confirman que la violencia contra las mujeres ha empeorado debido a la pandemia de COVID-19. El informe muestra que la sensación de seguridad de las mujeres se ha visto mermada, lo que ha dado lugar a importantes repercusiones negativas en su bienestar mental y emocional.

"La violencia contra las mujeres es una crisis mundial existente que crece conjuntamente con otras crisis. Los conflictos, los desastres naturales relacionados con el clima, la inseguridad alimentaria y las violaciones de los derechos humanos contribuyen a que las mujeres y las niñas vivan con sensación de peligro, incluso en sus propios hogares, vecindarios o comunidades. La pandemia de COVID-19, que exigió medidas de aislamiento y distanciamiento social, dio paso a una segunda pandemia de violencia en la sombra contra mujeres y niñas, ya que a menudo se encontraban confinadas junto con sus maltratadores. Estos nuevos datos subrayan la urgencia de llevar a cabo esfuerzos concertados para poner fin a esta situación", afirmó la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Sima Bahous.

Por otra parte, en pandemia, se registró la tasa de divorcios más alta en los últimos 15 años. Divorcios, separaciones y nulidades matrimoniales. En 2020, hubo 80.015 casos, lo que supone un descenso del 16,1% respecto del año anterior, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud en el estudio de 2021:

Cada año se suicidan cerca de 700 000 personas.

El suicidio es la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años.

Manifiesta además que se ha demostrado suficientemente que vivir conflictos, catástrofes, actos violentos, abusos, pérdida de seres queridos y sensación de aislamiento puede generar conductas suicidas.

 

Es importante mencionar, que en las estadísticas antes mencionadas se encuentran también líderes religiosos. Y quizás a muchos les puede parecer incongruente si ellos oran, ayunan y vigilan. Entonces, si escuchamos que un cristiano está triste, le citan la palabra, o le dicen “eso es que no estás orando”, “eso es espiritual” “te estás apartando” “hay que ministrarte liberación y sacarte los demonios”. Sin antes preguntar ¿Por qué estás triste? ¿Qué sucede? ¿Quieres hablar? No siempre tiene que ver con demonios.

Son emociones, estas se deben experimentar, vivir, sentir, expresar y sanar, porque de no ser así, perduran y al hacerlo, se transforman en sentimientos que querrán salir de cualquier manera y es ahí donde pueden ocurrir desenlaces no deseados.

¡No juzguemos!

Entendamos que en este recorrido llamado vida, más que ser religiosos, somos hijos de Dios y también somos seres humanos que nos necesitamos los unos a los otros para darnos ánimo, fortalecernos, levantarnos los brazos y que esto sea recíproco. Ahí también reside el amor al prójimo.




Referencias

 

Darwin, C. (1872). La expresión de las emociones en el hombre y en los animales. Editorial John Murray.

Goleman, D. (1995). La inteligencia emocional. Editorial Vergara.

Organización Mundial de la Salud. (2021). Suicidio https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide

ONU Mujeres. (2021) Violencia contra las mujeres ha empeorado debido a la pandemia de COVID-19.


Última modificación: jueves, 8 de mayo de 2025, 14:02