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LECCIÓN 12: EVIDENCIA BÍBLICA DE BIENESTAR EMOCIONAL





¿Por qué mencionar la depresión si este es un trastorno y no una emoción?

Como lo hablábamos en el capítulo anterior, las emociones no gestionadas, pasan a ser sentimientos, y estos al tener prolongación sin atención, se transforman en un trastorno que en ocasiones suele ser irreparable, como lo es el caso del suicidio, tasa que ha ido en aumento en los últimos años, sin importar raza, condición social, económica o religión.



¿Sabías que la Biblia está llena de emociones?

Cuando hablamos de emociones en la Biblia, no nos referimos solamente a “Jesús lloró”, esta no es la única emoción que se registra en el Libro de Vida, ni el único personaje que las experimentó.

Imagina estar feliz en todo tiempo. No daríamos paso a experimentar la tristeza o el crecimiento y madurez que nos dejan situaciones incómodas o no tan gratas. O por el contrario, no “sentir” ninguna emoción, sin lograr tener conexión con Dios y nuestros semejantes.

No nos vayamos por otro lado, me refiero a la felicidad como emoción (a ese conjunto de reacciones momentáneas orgánicas que experimenta un individuo cuando responden a ciertos estímulos externos), no a la plenitud, que es el estado de bienestar perdurable  a raíz de un gran número de factores (salud, económico, espiritual, laboral, familiar) de un sujeto.

Explicándolo de otra manera, la emoción es la que experimentamos cuando sentimos la presencia de Dios en la iglesia. Por su parte, la plenitud, es aquella que nos asegura no que Dios nos visita, sino, que habita en nosotros en todo lugar, tiempo y circunstancia.

 

Una persona que suprime sus emociones, va inmovilizando ciertas áreas de su cuerpo. Ejemplo: Alguien que no ríe paraliza sus músculos faciales.

Alguien que no llora se va volviendo más insensible. Mostrando  falta de empatía hacia los demás, ya que no son capaces de reconocer las emociones ajenas. Llegando a  tener  en ocasiones reacciones impulsivas desproporcionadas debido a esta dificultad.






Veamos a la luz de las Escrituras las seis (06) emociones que menciona Goleman en su libro: Alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa, asco.




En la actualidad muchos creen que ser feliz es una meta que tiene que alcanzarse a como dé lugar y debe durar para siempre. Muchos sienten terror de experimentar otras emociones que no sea la tan añorada felicidad. Pero, como manifiesta la psicóloga Ana Sierra, “…realmente existen momentos de felicidad que nos sirven para sentirnos satisfechos y poder disfrutar de esos momentos.” Lo que tenemos que hacer es aprovechar realmente esos instantes de felicidad y hacerlos nuestros. No se puede encontrar la felicidad propia intentando copiar la felicidad de otros.


La felicidad es una cuestión de química


También alegría fue lo que experimentó Dios al crear y ver que lo que había hecho era bueno. (Ver Génesis 1:1-31). No obstante, viendo todo lo creado, pasó de la felicidad a la plenitud (ver Génesis 2:2-3).

Otro caso de alegría lo podemos apreciar en Adán, cuando le fue dada Eva por mujer.

Más alegría encontramos cuando se recibían milagros, respuestas favorables y se experimentaban hechos que activaran la alegría.

Pero, ¿Alegramos a Dios?

Sin duda alguna. Así como experimentamos la alegría a través de las obras que hace Dios por nosotros, así nuestras acciones hacen a Dios sentir emociones acerca de nosotros. Así, pues, la alegría en el ámbito espiritual, es cíclica; Dios nos proporciona alegrías y nosotros con nuestras acciones favorables, lo hacemos con él.

Sofonías 3:17 dice: “Porque el Señor tu Dios está en medio de ti como guerrero victorioso. Se deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos”.

Jesús era indudablemente un hombre que vivía en plenitud y experimentaba constantemente la alegría, así es como anunciaba las buenas nuevas.





La tristeza constituye una de las emociones básicas del ser humano. Denota aflicción, pena, pesadumbre. Si bien es cierto que la Biblia nos habla de hechos tristes y a veces desgarradores que se experimentaban a raíz de la tristeza, no menos cierto es, que es una de las que más el Señor tiene cuidado acerca de nosotros.

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;

No dejará para siempre caído al justo.” (Salmos 55:22)

¿Por qué el Señor nos da tantas promesas en medio de la tristeza?

De hecho, cuando estamos tristes, queremos salir más rápido de lo habitual de ese estado. Y es ahí donde el Señor tiene mayor cuidado de nosotros. ¿Por qué?



Veamos diferentes casos de tristezas en la Biblia

1.   6 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. 37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Mateo 26:36-38.

Jesús siendo el hijo de Dios no escapó de experimentar la tristeza en su cuerpo humano, aun sabiendo que será un acto trascendental el que ocurriría más adelante.

Aun la tristeza es necesaria en nuestras vidas, porque nos ayuda a conocernos más a nosotros y nuestro creador.

 

2.   “María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. 33 Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. 35 Jesús lloró. 36 Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.” (Juan 11:32-36)

En este pasaje, Jesús llora al ver llorar a los que ama y al ver el cuerpo sin vida de su amigo Lázaro. Podemos apreciar evidentemente la tristeza, pero también la empatía de parte del Señor.

No se dice que no le dolió, de hecho, en el verso 38 del mismo capítulo, dice que Jesús estaba profundamente conmovido, lo que quiere decir que vivió, experimentó y sintió en su totalidad la emoción. No obstante, no se quedó en ella, pero tampoco dejó a los demás en esa emoción.

Si apreciamos en los versículos siguientes, hubo palabras de aliento que recordaron la fe que profesaban y junto con ella, acción.

“38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima. 39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes;” Y el resto ya lo sabemos…

Podemos apreciar hechos relevantes en esta historia:

A.  “María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano.”

 Aunque creamos que Dios no está presente o no mira nuestra tristeza, si lo hace. Pero es necesario que vivamos la emoción.

 

B.  “33 Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. 35 Jesús lloró.”

 

Dios tiene empatía con nuestras emociones y las vive con nosotros.  En realidad no le preguntó dónde estaba el muerto, sino dónde estaba su problema y que lo llevara hasta él. Es una de las múltiples expresiones de amor y acompañamiento del Señor.

 

C.  “39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes;”

 

 Una vez que vivimos la emoción con el Señor y lo llevamos hasta nuestra circunstancia, Él nos invita a gestionar con acciones esa emoción, aunque quizás en el momento no le veamos salida al problema y solamente queramos vivir una y otra vez esta emoción, es necesario salir de ella.

3.   Otro caso de tristeza lo podemos apreciar en el libro de Lucas, con la viuda de Naín.

11 Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. 12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. 15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. 16 Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. 17 Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.

 

¿Qué apreciamos en esta historia?

A.  12 Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. 

En ocasiones podemos encontrarnos rodeados de multitudes, pero no hay en ellas el acompañamiento indicado.

 

B.  13 Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. 14 Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.

 Nos dice el diccionario que compasión es la “Tristeza que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar su dolor o sufrimiento, a remediarlo o a evitarlo”.

En el ejemplo anterior observamos el dolor de Jesús al ver a sus amigas sufriendo y a Lázaro muerto, porque había afecto. No obstante, aunque la viuda no compartía lazos cercanos con Él, este tuvo compasión por ella, entendió su dolor y al ver que había vivido la emoción, la invitó a salir de ella con acciones. Es una prueba de que el Señor vela por nuestro bienestar emocional.

C.  Cabe destacar, que Naín significa lugar hermoso,  lugar deleitoso o lugar agradable. Aunque a veces estamos en lugares hermosos y deleitosos, como puede ser la casa de Dios y rodeados de muchas personas, no estamos exentos de experimentar emociones que nos puedan llevar al borde del colapso y es solamente Dios quien escudriña lo más interno de nosotros quien puede intervenir a nuestro favor y resucitar aquello que creíamos perdido. Bien sea que estemos cerca y le conozcamos (como Marta, María y Lázaro) o que estemos apartados con poco conocimiento (como la viuda y su hijo), el Señor siempre está atento a nosotros y trabaja por fortalecer nuestra fe.





Es un estado emocional universal, que puede mostrarse con mayor o menor intensidad. Es universal porque cualquier miembro sano de la especie experimenta ira. Por lo tanto, enfadarse no solo es normal, sino, necesario.

La ira involucra cambios en la mente y el cuerpo. A en lo físico aumenta el nivel de presión sanguínea y desequilibra el sistema inmunológico, anulándose la parte más lógica y congruente del cerebro para incrementar la actividad cardiovascular y respiratoria.

De acuerdo con el jefe del Departamento de Neurobiología de la Dirección de Investigaciones de Neurociencias del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, manifiesta que “es normal enojarse por 30 ó 40 minutos y resulta benéfico porque nos vuelve competitivos, pero cuando dura más de cuatro horas entonces se vuelve patológico y es nocivo para el cerebro.”

Veamos la ira en la Biblia

La Biblia no nos dice que es imposible experimentar la ira, por el contrario, es una emoción válida y permitida. El trasfondo es, gestionarla para no caer en pecado. Lo que sugiere que existe una línea muy delgada a la cual e debe prestar mucha atención.

Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo (Efesios 4:26).

Y es que podemos vivir las emociones, pero no dejar que estas nos dominen.

12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Mateo 21: 12-13.

Podemos apreciar que Jesús sintió ira y no solo eso, sino, que la vivió y expresó. Cabe destacar que esta fue una ira justificada. Esta es la que se da cuando la inconsciencia de unos daña a otros, en este caso, el templo del Señor.

No nos podemos engañar, en la vida reímos, lloramos, nos airamos, sentimos miedos y eso no nos hace ni más santos, ni más pecadores. Nos hace seres humanos.

Es necesario resaltar, que el hecho de que Jesús experimentó la ira, no le impidió hacer milagros.

¿Qué pasa cuando no podemos gestionar la ira?

Pasa a ser sentimiento y un sentimiento perdurable lleva a maquinar cosas inimaginables. Veamos…

4 Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. 2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.

8 Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. 9 Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? 10 Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. 11 Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12 Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. 13 Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. 14 He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. Génesis 4:1-14.

Podemos notar que Caín se llenó de ira (emoción válida) pero lo hizo de manera desproporcionada y prolongada. Situación alarmante, porque lo llevó a ensañarse en contra de su hermano.

Es necesario resaltar, que según el Diccionario de Real Academia Española, define la palabra “ensañamiento” como: “Deleitarse en hacerle el mayor daño a alguien que no puede defenderse”.

Cabe destacar, que después de la ira, viene la tristeza, en la tristeza está la depresión y todas juntas dan paso a acciones que podrían causar eventos fatales. La emoción que callas, se aferra y una vez instalada, hace de las suyas, sin importar quienes se verán afectados

Caín no gestionó su emoción, por el contrario, la acogió por más tiempo del que debió, haciéndolo concebir en sus sentimientos y pensamientos formas para “acabar” con quien él creyó que era su enemigo. Acción que lo llevó a ser el primer criminal registrado en la historia de la Biblia. Esto lo condujo al aislamiento del Padre, de sí mismo y por ende de todos los demás, llevando consigo una perenne culpa.






El miedo es una emoción que tiene una función adaptativa, ya que impide que nos arriesguemos en situaciones en las que podríamos salir heridos.

Nos ayuda a movilizarnos frente a circunstancias amenazantes o preocupantes, de forma que hagamos lo necesario para evitar, asumir o afrontar el riesgo de manera adecuada.

¿Tuvo miedo Jesús?

¡Sí! Recordemos la condición de hombre que tenía Jesús en la tierra, por lo tanto experimentó todas las emociones, entre ellas el miedo.

Aunque quizás en estos momentos pueda presentar muchos versos de la Biblia  que hablan de no tener miedo, como Isaías 41:10

“No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha”.


Romanos 8:15

“Pues ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice nuevamente al miedo, sino que han recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!”.

También es necesario recordar que el miedo es una emoción.

Así como Adán y Eva sintieron miedo en el Edén, Abraham sintió miedo de perder a su hijo, los marineros sintieron miedo y arrojaron a Jonás al mar, Pedro tuvo miedo al caminar sobre las aguas, Saulo sintió miedo al escuchar al Señor, de igual forma Jesús sintió miedo. Y aunque cada quien experimentó la emoción por causas diferentes, fue la misma: miedo.

Lucas 22: 44

“44 Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.”

La ciencia describe el fenómeno que le sucedió a Jesús como Hematohidrosis. Que es la rara condición clínica donde el individuo exuda sangre. Puede ocurrir cuando una persona sufre de estrés extremo, cuando la persona está enfrentando situaciones que detonen ansiedad, miedo o síntomas afectivos.


Todos en algún momento tenemos, tuvimos o tendremos miedo a algo. Esto es porque se generan una serie de respuestas ante un estímulo de peligro el cual puede estar presente en el ahora o a futuro; es algo natural y debemos reconocerlo como un sistema de protección. El problema es cuando se genera miedo y su respuesta no es la adecuada o genera cambios conductuales y/o limita nuestras actividades diarias, en este caso podríamos decir que no se está presentando un caso de protección sino una evidente limitación ante algunos estímulos.







Es una emoción que se genera cuando existe un estímulo que es repulsivo, la generamos cuando algo no nos gusta. Es una impresión desagradable que es originada por algo que nos repugna, que nos asquea. Algunos de los sinónimos más usados son: repulsión, repugnancia, desagrado, aversión, grima, animadversión o aborrecimiento. Además, cumple una misión importante, puesto que nos aleja de situaciones que pueden ser peligrosas.

Vemos la aversión de Jesús en el siguiente pasaje Marcos 8:32.

“32 Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. 33 Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos, y reprendió a Pedro.

— ¡Aléjate de mí, Satanás! —le dijo—. Tú no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”

Por otro lado, observamos a Job, que no solo fue aborrecido, sino que él mismo aborreció su propia vida en medio de su proceso.

 

¿Hay beneficios al sentir asco?

¡Indudablemente! El asco es aquella emoción que nos lleva desde limpiar un baño sucio, desechar los residuos de una estufa, tocar algo con una consistencia desagradable, a aborrecer el pecado.

Veamos el ejemplo en Lucas 4:1-13

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está:

A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden;

11 y,

En las manos te sostendrán,

Para que no tropieces con tu pie en piedra.

12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo.”

Paul Rozin, uno de los grandes expertos en este asunto, distingue el miedo del asco suponiendo que el miedo surge ante una amenaza corporal, mientras que el asco aparece ante un peligro espiritual.

Nos apartamos de lo que aborrecemos. Por eso esta emoción aunque poco explorada por científicos, nos fue dada por Dios como indicador de peligro sobre aquello que a Dios no le agrada.

Miller, uno de los más completos tratadistas de este tema, dice que lo opuesto al amor no es el odio, sino el asco. Ahora todo cobra sentido el amor de Dios y la aversión del enemigo.

“Desde una perspectiva evolucionista, el asco se centra en el rechazo de alimentos y en el sentido del gusto. Los seres humanos tienen flexibilidad con respecto a qué consumir, pero por ello, corren también el riesgo de consumir elementos contaminantes. Frente a esto, el asco se presenta como un mecanismo de supervivencia; es una respuesta primitiva fuerte y automática de rechazo hacia aquello que puede dañar o infectar. En su forma original está relacionado con alimentos, por lo cual se lo puede concebir como una suerte de guardián de la boca contra elementos animales que son potencialmente contaminantes” (Rozin, Haidt y McCauley 1999).






De acuerdo a las emociones estudiadas anteriormente, se presenta el siguiente ejemplo con el objetivo que observe los acontecimientos al respecto, dé su apreciación e identifique las emociones implícitas.

 Pasadas estas cosas, aconteció que Nabot de Jezreel tenía allí una viña junto al palacio de Acab rey de Samaria. 2 Y Acab habló a Nabot, diciendo: Dame tu viña para un huerto de legumbres, porque está cercana a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que esta; o si mejor te pareciere, te pagaré su valor en dinero. 3 Y Nabot respondió a Acab: Guárdeme Jehová de que yo te dé a ti la heredad de mis padres. 4 Y vino Acab a su casa triste y enojado, por la palabra que Nabot de Jezreel le había respondido, diciendo: No te daré la heredad de mis padres. Y se acostó en su cama, y volvió su rostro, y no comió.

5 Vino a él su mujer Jezabel, y le dijo: ¿Por qué está tan decaído tu espíritu, y no comes? 6 Él respondió: Porque hablé con Nabot de Jezreel, y le dije que me diera su viña por dinero, o que si más quería, le daría otra viña por ella; y él respondió: Yo no te daré mi viña. 7 Y su mujer Jezabel le dijo: ¿Eres tú ahora rey sobre Israel? Levántate, y come y alégrate; yo te daré la viña de Nabot de Jezreel.

8 Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, y las selló con su anillo, y las envió a los ancianos y a los principales que moraban en la ciudad con Nabot. 9 Y las cartas que escribió decían así: Proclamad ayuno, y poned a Nabot delante del pueblo; 10 y poned a dos hombres perversos delante de él, que atestigüen contra él y digan: Tú has blasfemado a Dios y al rey. Y entonces sacadlo, y apedreadlo para que muera. 11 Y los de su ciudad, los ancianos y los principales que moraban en su ciudad, hicieron como Jezabel les mandó, conforme a lo escrito en las cartas que ella les había enviado. 12 Y promulgaron ayuno, y pusieron a Nabot delante del pueblo. 13 Vinieron entonces dos hombres perversos, y se sentaron delante de él; y aquellos hombres perversos atestiguaron contra Nabot delante del pueblo, diciendo: Nabot ha blasfemado a Dios y al rey. Y lo llevaron fuera de la ciudad y lo apedrearon, y murió. 14 Después enviaron a decir a Jezabel: Nabot ha sido apedreado y ha muerto.

15 Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: Levántate y toma la viña de Nabot de Jezreel, que no te la quiso dar por dinero; porque Nabot no vive, sino que ha muerto. 16 Y oyendo Acab que Nabot era muerto, se levantó para descender a la viña de Nabot de Jezreel, para tomar posesión de ella.

17 Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: 18 Levántate, desciende a encontrarte con Acab rey de Israel, que está en Samaria; he aquí él está en la viña de Nabot, a la cual ha descendido para tomar posesión de ella. 19 Y le hablarás diciendo: Así ha dicho Jehová: ¿No mataste, y también has despojado? Y volverás a hablarle, diciendo: Así ha dicho Jehová: En el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre.

20 Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová. 21 He aquí yo traigo mal sobre ti, y barreré tu posteridad y destruiré hasta el último varón de la casa de Acab, tanto el siervo como el libre en Israel. 22 Y pondré tu casa como la casa de Jeroboam hijo de Nabat, y como la casa de Baasa hijo de Ahías, por la rebelión con que me provocaste a ira, y con que has hecho pecar a Israel. 23 De Jezabel también ha hablado Jehová, diciendo: Los perros comerán a Jezabel en el muro de Jezreel. 24 El que de Acab fuere muerto en la ciudad, los perros lo comerán, y el que fuere muerto en el campo, lo comerán las aves del cielo.

25 (A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba. 26 Él fue en gran manera abominable, caminando en pos de los ídolos, conforme a todo lo que hicieron los amorreos, a los cuales lanzó Jehová de delante de los hijos de Israel.)

27 Y sucedió que cuando Acab oyó estas palabras, rasgó sus vestidos y puso cilicio sobre su carne, ayunó, y durmió en cilicio, y anduvo humillado. 28 Entonces vino palabra de Jehová a Elías tisbita, diciendo: 29 ¿No has visto cómo Acab se ha humillado delante de mí? Pues por cuanto se ha humillado delante de mí, no traeré el mal en sus días; en los días de su hijo traeré el mal sobre su casa. 1 Reyes 21: 1-29.



Referencias bibliográficas
Biblia Reina Valera (1960)
Goleman, Daniel. Inteligencia Emocional (1995)
Rozin, Paul. Sesgo de la negatividad (1999)

Última modificación: jueves, 8 de mayo de 2025, 14:32